Apenas hace una década que se obtuvieron los primeros resultados de los estudios clínicos del ácido hialurónico y éste ya se ha convertido en una de las moléculas revolucionarias de la cosmética actual debido a sus propiedades antienvejecimiento y antiarrugas.
Esta molécula, presente de forma natural en nuestro cuerpo, se encuentra en la matriz extracelular del tejido conjuntivo y es sintetizada por los queratinocitos (gracias a la acción de la enzima hialuronan sintasa), células responsables de la salud de nuestra piel.
El ácido hialurónico se sitúa entre dos tipos de células: las espinosas y las basales, y gracias a él se crea un espacio entre ellas que permite la comunicación intercelular y el paso de nutrientes y metabolitos de la sangre.
Se considera que está estrechamente ligado a la remodelización de la piel, cicatrización de heridas y regeneración de cartílagos, así como vinculado a otras partes del cuerpo como los ojos y la cavidad bucal.
Las últimas informaciones disponibles sobre esta molécula apuntan a la investigación en enfermedades de la piel crónicas como la psoriasis o la queratosis actínica, e incluso con el cáncer (tendría un papel en la regulación y control de los queratinocitos).
Otra información que puede resultar útil es que, en presencia de ácido retinóico en la piel aumenta la síntesis de ácido hialurónico.
Esto último es simplemente un detalle a nivel dermatológico debido a la utilización de los derivados del ácido retinóico en patologías de la piel como el ácne severo.