Los labios son los mejores transmisores de nuestra expresión facial.
En ellos, transmitimos estados de ánimo y sensaciones pero su estructutr es muy frágil puesto que no dispone de capa protectora como otros puntos de la piel.
Los labios no tienen glándulas sebáceas (aportan grasa al tejido), ni melanina (el pigmento que no da color a la piel y nos protege de los rayos ultravioletas del sol, y que sin ella, los labios se secan y se agrietan) y tampoco glándulas sudoríparas (no pueden eliminar toxinas).
Éstos están sometidos a esfuerzos musculares contínuos favoreciendo la pérdida de colágeno y la aparición de arrugas tempranamente y perdiendo de forma rápida su volumen y firmeza.
Es por ello, y teniendo en cuenta su debilidad, que la lista de factores que perjudican a los labios es más larga que en otras zonas de la piel:
- Rayos solares: son el principal enemigo de los labios. Pueden llegar a quemarlos si no existe una protección preventiva. El calor deshidrata la zona y crea labios secos y agrietados. La protección solar debe aplicarse durante todo el año.
- Condiciones ambientales: El frío, el viento y el calor en forma extrema son factores agresivos contra los labios.
- Tabaco: Afecta labios, dientes y, en general, todo el entorno de la boca. Enemigo total de la sonrisa joven.
- Herpes labial: aparece ante una piel débil y frágil o en momentos de estrés, menstruación, defensas más bajas de lo normal o condiciones ambientales extremas. Son pequeñas vesículas que se rompen y dan un aspecto costroso al labio. Su prevención es muy difícil, aunque su forma de iniciarse de forma visual (rojeces,irritación,calentura) nos permite actuar cuanto antes con tratamientos basados en cremas de aciclovir y famciclovir, o bien, tratarlos con parches comerciales que disimulan la herida, ayudan a la cicatrización y previenen de una nueva infección.